28 de noviembre de 2006

Diario de una festivalera incipiente (Día 4) La línea recta, la peli larga

La quinta jornada festivalera comenzó tarde. Los estragos de la Terremoto de Alcorcón y el dopaje al que me estoy sometiendo para evitar el dolor de muelas hicieron que la mañana fuera completamente mórfica (de Morfeo). Cuando me levanté visité a madre para comentarle las idas y venidas a Gijón. Después me encontré a varios trabajadores de Duro Felguera (véase entrada anterior) que me invitaron a un par de culetes de sidra en El Alba. Comí macarrones (porque a pesar de estar en plan alternativo el menú de este bajocubierta continúa siendo tradicional). Y marchamos para Gijón, media hora buscando aparcamiento y dos exposiciones de fotos (Larry Clark y Abelardo Morell, ambos fotógrafos me sustrajeron de mi ser y olvidé mi dolor de morales). Después la película del día: La línea recta. Única cinta española de la sección oficial que entra en competición. ¡Mamina de mi vida!, que hora y media más absurda e incómoda (los asientos del Jovellanos también me hacen olvidar el dolor de muelas gracias al dolor de riñones). El director de la película, que creo que se apellida Orbe, hizo algo que debe tener sentido para él. Y mucho oyes, yo no digo que la historia a él en su mismidad no le revuelva las entrañas, pero lo que es a mí, me dejó como si tal cosa....

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