4 de mayo de 2008

La mañana que es domingo



-Leo los detalles escabrosos de la historia del «monstruo de Amstetten», de la matanza de My Lay.
-Disfruto con las páginas que hablan de la victoria in extremis del Sporting de Gijón porque «los dioses visten de rojiblanco y hacen milagros».
-Por alguna vez en la vida comparto opinión con Maruja Torres: «Al ladrillo le pasa lo mismo que a Tom Cruise. Le sobrevaloramos».
-La historia de Xuacu, un niño con cáncer al que la médula de su hermano Illán le salvó la vida, me hace esbozar una sonrisa.
-Descubro triquiñuelas de la personalidad de Calvo Sotelo que me dejan loca para el resto del día.
-Juan José Millás y sus tribulaciones psicoanalistas ocupan el último cigarro de mi cajetilla.
Descubro, con todo ello, por qué hay mañanas de domingo en que, mientras el mercado mierense ronrronea en la calle, no me importa venir a trabajar.

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