7 de mayo de 2011

Promesas

Llegado el periodo electoral, como cada cuatro años, no queda otra que salir a la calle a palpar las necesidades del pueblo para, desde esta humilde columna, hacérselas llegar a los políticos que a veces, de verdad, parece que no se enteran. Después de unos días recabando información por familia y vecindario. Dejando de lado aquello que puede esperar al menos un par de meses más, aquí expongo tres propuestas por si algún líder o lideresa tiene a bien incluirlas en sus promesas. Deben saber los susodichos mandatarios que, de hacer propias estas ideas que les cedo gratuítamente, ganarían al menos tres votos, que no está mal (yo en Octavo perdí las elecciones a Delegada por dos papeletas y fue una derrota humillante).

Mi vecino Justiniano -al que sus nietas llaman “Güelito Bieber”- vecino de Sama aunque con huerta en El Entrego pone sobre la mesa la idea de hacer una división equitativa de los fondos mineros de modo que a todos los ciudadanos de la Cuenca del Nalón “nos toque algo”. Parte del dinero se utilizaría para beneficio propio -“viajar a Ledesma, comprar un gallineru, tomar unes pintes”- y el resto debería destinarse a una obra para la comunidad: “Yo, por ejemplo, cambiaría los somieres del cierre de la huertina, que ta al lao del Museo de la Minería y estéticamente, de cara al turismo, nun ye lo meyor que ya me lo dijeron les mis nietes, que tan estudiando diseño”.

Mi primo Bruce (nombre ficticio) pide a lo políticos a que “pa alegra-y la vida a la xente” dejen, todo el año, las luces de Navidad en las calles y plazas de la comarca. Bruce asegura que el hecho de que él sea el dueño de la única empresa en 200 kilómetros a la redonda con capacidad para instalar y mantener esas luces de Navidad no tiene nada que ver con su propuesta, que es totalmente altruista.

Finalmente, Ana María, florista y amante de los perros, considera que en el “paseo del colesterol” debería haber “carril bici, carril peatonal, y carril canino” y explica que: “Bin Laden ya no está y a veces parece que el enemigu públicu número uno de Occidente ye el mi Trisky. Tengo que llevalu con correa y bozal como si tuviera en Guantánamo. No puede ser ¡Libertad!”.

Señores candidatos. Ustedes verán lo que hacen.

No hay comentarios: