3 de noviembre de 2011

Pregunta trampa (boomerang)


¿Eres feliz? ¿Qué necesitas para ser feliz? ¿Cuál fue el día más feliz de tu vida? ¿Me quieres?. Son algunas de las preguntas trascendentales que mi amiga le hace a su marido casi a diario. La primera clave para coger desapercibido al tío en cuestión, según me cuenta, es lanzar la pregunta al aire en el momento más inesperado. Y no, no vale en la cama, tiene que ser lo más inverosímil y surrealista que se te ocurra; y entre la multitud mucho mejor. Por ejemplo, en la cola del supermercado. Tú descargando las cosas del carrito, él mirando como lo haces mientras torpemente coloca en la caja cualquier objeto que, en la mayoría de los casos, acaba volcado. La cajera, que se ha quedado sin cambio, rebusca entre los euros para darle la vuelta al cliente que tienes justo delante. En ese momento, te giras y le sueltas, en voz baja, que tampoco hace falta alardear: "Churri, ¿eres feliz?. Como la cosa le pilla de improvisto su respuesta suele ser: "¿Quéeeee?" (alargando la "e"). Y aquí llega la segunda clave. No se puede repetir la pregunta. Te quedas mirándole fijamente y le dices con seriedad: "Piénsalo y si eso, ya me lo vas diciendo". ¡Qué risa!
Bueno, risa, risa, la verdad, las primeras siete u ocho veces -doce o trece según la capacidad de adaptación del ínclito a las preguntas trampa- porque una vez que él se acostumbra el jueguito se convierte en un "tocanarices-boomerang". Da igual que el conocimiento y la confianza mutua de la pareja sea más o menos. El zas en toda la boca de vuelta no te lo quita nadie. Y tienes que disimular como cuando en la oficina te das contra la esquina de la mesa y ya te pueden caer lagrimones que no sueltas un "ay" por no darles carroña a los carroñeros. Pues así. A mi amiga le pasó con la pregunta trascendental número nueve: "¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?" le soltó mientras esperaban a que la directora del colegio de su hijo colgara el teléfono para atenderles: "Cuando me regalaste la moto nueva". Y ahí fue cuando se dio cuenta que lo mejor era parar.

1 comentario:

John Deere dijo...

Siempre digo que es mejor no preguntar. Por si acaso!